Los Congresos médicos de especialidades: algunas reflexiones
Resumen
Sr. Editor:Cada año se realizan miles de congresos médicos en el mundo, con la consiguiente movilización de muchísimas personas de un lugar a otro, con todas las consecuencias derivadas de ello. A continuación, algunas reflexiones acerca del tema.
Si estamos de acuerdo en que uno de sus objetivos es difundir la investigación médica y contribuir a la formación continuada hay que reconocer que no existe firme evidencia que muchos de los congresos, en la manera como se realizan en la actualidad, cumplan estos objetivos (1).
Aunque los organizadores consideran exitoso un gran número de resúmenes presentados (en general con baja audiencia), muchos de ellos no son de buena calidad y a veces pueden transmitir un conocimiento inexacto. La gran mayoría de estos resúmenes nunca llegan a ser publicados en alguna revista científicay, si lo son, sus conclusiones pudiesen no coincidir con las expuestas en el resumen presentado en el congreso precedente.
También hay que considerar que una proporción de las conferencias no tiene gran valor, ya que son organizadas por la industria, y por tanto tienen fines de“marketing”. Para la industria farmacéutica, cada congreso es una gran oportunidad para promover sus productos e influir sobre los médicos. También lo es para la industria de equipos médicos y más recientemente se ha visto debutar a la industria de alimentos.
Resulta escandalosa en este aspecto la alianza, por cierto perniciosa, que se observa entre la institución científica organizadora del evento y la industria en general. En el programa oficial del congreso, mezclado con la presentación de trabajos libres, se encuentran los famosos simposios satélites de la industria, que son destacados expresamente, como validándolos, en la invitación que se hace a muchos médicos, indicando que este evento forma parte del congreso. Estos simposios, realizados habitualmente a la hora de almuerzo-con el incentivo de una cajita para colación- por lo general tienen mucha asistencia, especialmente de médicos jóvenes, los más susceptibles a recoger mensajes sesgados.
Para evaluar el éxito de un congreso se menciona también el número de médicos asistentes. Sin embargo, es un hecho conocido que la mayoría de los médicos son llevados por la industria, que les paga -al menos- el pasaje en avión, un buen hotel y la estadía.
Este es un punto que merece un análisis mayor, ya que es constatable que la gran mayoría de los médicos regalados por la industria no ve mal alguno en ello, probablemente porque no se han detenido a hacer una reflexión mayor, a través de un diálogo y deliberación personal e interpersonal, acerca de los aspectos éticos de la temática, aparte de que resulta más cómodo seguir disfrutando de los regalos. Pero, aunque resulte duro señalarlo, estos regalos de parte de la industria son derechamente sobornos. De acuerdo a su definición, “cualquier cosa que mueve, impele o excita el ánimo para inclinarlo a complacer a otro” es un soborno. Calza con la definición expuesta el pago de todos estos traslados que la industria hace a los médicos con el propósito -por supuesto no abiertamente declarado, pero claramente implícito- de obtener tarde o temprano una inclinación de parte del él o ella hacia una prescripción favorable a sus intereses. Por tanto, quien acepta un soborno, aunque cueste reconocerlo, es llanamente un sobornado. Y el soborno es una corrupción, éticamente incorrecto. (Ver más)