Sociedades Científicas Estudiantiles: Motores de Cambio en Investigación.
Resumen
Sr. Editor: Las sociedades científicas estudiantiles son una herramienta importante de capacitación y desarrollo disponible para los estudiantes que deseen introducirse en la investigación. Sus beneficios potenciales implican tanto mejoras en la sociedad y el entorno, como “ganancias” directas e indirectas para sus participantes (1,2).
Si bien estos grupos son un pilar importante como un elemento formador tanto de conocimientos como de carácter para los futuros profesionales (“Via propositum est”), sus resultados se diluyen frecuentemente al no tener objetivos claros. Es común que el espíritu de estos grupos se aleje de su camino original, favoreciendo reuniones sociales, procesos administrativos, viajes y otras agendas de interés.
Se tiene que considerar que la integración social y el desarrollo de metas comunes son importantes en el mantenimiento saludable de todo grupo, por lo que no deben ser obviados, pero no se debe olvidar la idea que impulsa al desarrollo y continuación de estas agrupaciones (3). A veces es fácil olvidar el camino original, ya que no siempre se pueden observar beneficios a corto plazo. Debemos recordar que hacer investigación no es pensar en efectos sino en impactos sobre nuestra realidad, volviéndose nuestra contribución al futuro (4,5).
Es importante, entonces, participar dentro de estos grupos como un miembro “activo”, no solo cumpliendo con los requisitos mínimos de la membresía sino involucrándose activamente en el fomento y desarrollo de la investigación. La producción de nuevo conocimiento científico es un arte que requiere un esfuerzo constante y focalizado, que debe ser fortalecido en dichos grupos.
Las comunidades científicas universitarias deben apoyar activamente al desarrollo de un mañana mejor, fortaleciendo a nuestros futuros profesionales en el aire y espíritu de la investigación. Debemos ser autocríticos al formar parte de una sociedad científica, tanto con nuestro trabajo como con nosotros mismos. Hay que romper las cadenas de la apatía y cumplir con nuestra responsabilidad de mejorar, no solo declarando que hacemos investigación sino teniendo productos tangibles que lo demuestren